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A veces, la crianza de los hijos puede parecer un acto de malabares constante para satisfacer las necesidades de nuestros hijos sin dejar caer la pelota, acompañado de una animada banda sonora de «¿Has cenado? ¿Dónde están tus zapatos? ¿Por qué aún no estás en la bañera?
En medio de este torbellino, puede resultar difícil priorizar la crianza de otro aspecto esencial del desarrollo de nuestros hijos: su inteligencia emocional.
Sin embargo, la inteligencia emocional es uno de los mejores regalos que podemos ofrecer a nuestros hijos. Su capacidad para comprender y gestionar las emociones no solo influirá profundamente en su éxito a largo plazo, sino que también afectará profundamente la forma en que interactúan con el mundo y con los demás.
Entonces, ¿cómo podemos fomentar la inteligencia emocional? Exploremos algunos comportamientos comunes que vale la pena reconsiderar.
Los niños suelen tener dificultades para expresar lo que les molesta porque carecen del vocabulario necesario para describir sus sentimientos. Al ponerles un nombre a sus emociones, les ayudas a entender sus sentimientos y a aprender a expresarse de manera eficaz. Puedes ayudarlos etiquetando sus emociones.
Por ejemplo, si tu hijo hace un berrinche porque no puede tener un juguete, podrías decirle: «Me doy cuenta de que estás enfadado porque realmente querías ese juguete».
Esto les permite dar sentido a sus sentimientos y, en última instancia, les ayuda a aprender a expresarse con mayor claridad.
Consejo: Si su hijo tiene dificultades para expresarse verbalmente, intente usar una rueda de emociones y pídale que identifique el emoji que mejor se adapte a cómo se siente.
Comentarios como «¿No crees que estás siendo un poco dramático?» o «No vale la pena enfadarse tanto por eso» pueden socavar las emociones de su hijo.
Todas las emociones, incluso las negativas, son una parte inevitable de la experiencia humana. Ignorarlos no hace que desaparezcan; solo comunica que no se debe hablar de ellos.
Usa frases como «Comprendo que estás molesto» o «Está bien sentirse triste» para transmitir que sus sentimientos son reales e importantes para ti, ayudarlos a sentirse valorados y fortalecer su autoconciencia.
Es importante tener en cuenta que la validación de la sentimientos no significa que apruebes sus comportamiento — más sobre esto a continuación.
Cuando nuestros hijos se enfrentan a problemas, nuestros instintos parentales se aceleran. Odiamos ver a nuestros hijos en apuros y, naturalmente, queremos que las cosas «mejoren», y rápidamente. Pero como adultos, sabemos lo frustrante que puede ser cuando alguien ofrece una solución mientras nosotros solo queremos desahogarnos.
En lugar de tratar de resolver su problema de inmediato, tómese el tiempo para escuchar activamente y comprender realmente lo que le está pasando a su hijo. Y si bien puede resultar tentador ponerse manos a la obra y solucionarlo todo, permitirles resolver sus propios desafíos cuando sea apropiado aumenta la confianza en su capacidad para abordar los desafíos y resolver problemas.
Consejo: Es posible que a algunos niños les resulte más fácil «hablar» de sus sentimientos de forma no verbal. Si esto le suena a su hijo, puede intentar alentarlo a que dibuje, lleve un diario o escriba una historia sobre sus sentimientos.
Es importante abordar las acciones inapropiadas sin descartar los sentimientos subyacentes.
Por ejemplo, si su hijo golpea a un hermano por enojo, reconozca su enojo pero explíquele por qué no es aceptable golpearlo. Podrías decirle: «Sé que estás enfadado, pero pegarle no está bien. Hablemos de lo que podemos hacer la próxima vez que te sientas enojado». Este enfoque ayuda a los niños a entender que todas las emociones son válidas, pero no todos los comportamientos están bien.
Esto también permite una reformulación poderosa: la mala conducta de su hijo puede ser una oportunidad de conexión en lugar de un conflicto.
Recuerde que los niños aprenden más con el ejemplo. Tu trabajo consiste en demostrarles que está bien sentir todo tipo de sentimientos, enseñarles cómo manejar las emociones de manera efectiva y demostrarles cómo reparar cuando cometes un error. Al hacer esto, no solo los estás ayudando a entender mejor sus propios sentimientos, sino que estás sentando las bases para toda una vida de fortaleza emocional, confianza y relaciones significativas.
Baja sensibilidad sensorial
Sensibilidad sensorial moderada
Alta sensibilidad sensorial
Sensibilidad sensorial muy alta
0-15: Baja sensibilidad sensorial
Baja sensibilidad sensorial
Sensibilidad sensorial moderada
Alta sensibilidad sensorial
Sensibilidad sensorial muy alta
16-30: Sensibilidad sensorial moderada
Baja sensibilidad sensorial
Sensibilidad sensorial moderada
Alta sensibilidad sensorial
Sensibilidad sensorial muy alta
31-45: Alta sensibilidad sensorial
Baja sensibilidad sensorial
Sensibilidad sensorial moderada
Alta sensibilidad sensorial
Sensibilidad sensorial muy alta
46-60: Sensibilidad sensorial muy alta